En 2019, meteoblue instaló una densa red de sensores de temperatura y precipitación para monitorizar el clima dentro de la ciudad. El proyecto comenzó en Zúrich y Basilea y se ha extendido a muchas otras ciudades. La red de Basilea se utiliza ahora como laboratorio viviente y se amplía continuamente. En julio de 2023, instalamos 10 sensores de temperatura de globo negro en el centro de la ciudad para evaluar la vulnerabilidad al calor a pequeña escala.
Los sensores de temperatura de globo negro miden la temperatura radiante media que refleja la temperatura aparente de los cuerpos humanos, que es la temperatura percibida por las personas, teniendo en cuenta la influencia de los efectos de sombra de árboles o edificios.
Como primera zona de prueba de muestra, se seleccionaron dos emplazamientos diferentes. Un lugar (segunda captura de pantalla) es un parque en el que un sensor está instalado bajo un árbol y otro sensor está expuesto al sol. La segunda ubicación (tercera captura de pantalla) es una calle en la que se instala un sensor en el lado sur de la calle (a la sombra de edificios altos) y otro sensor en el lado norte de la calle (menos efectos de sombreado).
Los primeros resultados indican grandes diferencias entre los lugares con sombra (línea verde) y sin sombra (línea negra) y ponen de relieve la importancia de plantar árboles y garantizar suficientes zonas de sombra en las ciudades. Las temperaturas radiantes medias del sensor en el pavimento soleado alcanzaron hasta 49 °C (2023-07-11). En cambio, la acera sombreada del otro lado de la calle alcanzó un máximo de 36 °C en el periodo de tiempo analizado.
Las diferencias descritas en las temperaturas aparentes a pequeña escala influyen en el nivel de estrés térmico en lugares concretos. El estrés térmico describe el efecto causado por las temperaturas en los cuerpos materiales o humanos. Los científicos suelen utilizar 9 niveles diferentes para categorizar el estrés térmico, como se indica en la tabla (la segunda columna muestra los rangos de temperatura de cada nivel de estrés térmico).
La tabla muestra que en el lado soleado de Horburgstrasse se midió el estrés por calor fuerte o extremo en más del 20% (70 horas) del periodo analizado. Esto puede reducirse dando sombra a la calle (por ejemplo, plantando árboles), lo que se hace en el otro lado de la calle. Allí, el estrés provocado por el calor fuerte y extremo sólo se midió en el 3,2% (10 horas) del tiempo analizado. Se obtuvieron resultados similares en la zona de Erlenmatt (2 últimas columnas).
Dado que el estrés térmico tiene un impacto directo en el confort humano, debe tenerse en cuenta a la hora de planificar medidas de adaptación en entornos urbanos. Estos primeros resultados se tendrán en cuenta en las próximas fases del proyecto.
